Reflexión 06/02/2023: "Lucifer" y "The Good Place"

Buenas horas del día a las que leáis esto, personas de la Tierra (si es que vivís aquí):



Hace semanas que no hay entrada nueva pero... Una señora cuyo nombre comienza con C y termina con A me ha entretenido con mucho trabajo... ¿Qué necesidad hay de mandar tantos deberes?

El caso, que me lío, como siempre, que me he acabado la serie Lucifer, y me gustaría comentar una serie de cosas que me han parecido verdaderamente importantes. Partimos, por supuesto, de la idea de que esta serie es mera ficción, que no sabemos si existe Lucifer, Dios, los ángeles ni el infierno. No sabemos si realmente es un sistema de puntos que mide acciones positivas y negativas, y terminamos yendo a una lado bueno o a un lado malo (referencia a The Good Place). Y si no habéis visto ninguna de las series no sé a qué estáis esperando. 

   ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SPOILERS!!!!!!!!!!!



Ambas series muestran que las acciones humanas son castigadas, bien sea en el infierno o en un Lado malo: desde inclinar el asiento del avión, lo que termina molestando al pasajero de detrás, hasta asesinar. Todas las acciones que se consideras "malas" son contabilizadas como negativas y la persona acaba siendo castigada, en ambos casos de formas muy similares: los demonios toman papales de algo que los atormenta y se repite en bucle la escena hasta la saciedad.

Las dos series comparten un punto de inflexión, pero no el mismo: Lucifer se cansa de ser el señor del infierno; un demonio, Mikel, decide que la mejor tortura es la psicológica. Y no termina nada como se esperaba.

Lucifer, que siempre se molesta cuando los humanos justifican sus malas acciones porque él existe, comprende que los humanos son complejos; termina yendo a terapia psicológica donde también se da cuenta de que él mismo siente el miedo, la felicidad, los celos, la rabia y demás emociones mundanas. En un capítulo incluso comprueba cómo las personas pueden cambiar, aceptar sus peores versiones, enfrentarlas y avanzar hacia el cielo, ascendiendo desde el infierno. 

Mikel concibe la idea de la tortura psicológica, por la que los sujetos humanos vivan lo mismo que padecían en la Tierra: infravaloración, soledad, egoísmo, impertinencia. Le sale mal: los cuatro humanos seleccionados terminan ayudándose, y uno de ellos explica prácticamente toda la ética filosófica. Al final Mikel se da cuenta de que los humanos no son malos o buenos: son complejos. En la Tierra vivimos una serie de situaciones para las que, muchas veces, no estamos preparados, y eso conlleva una puntación. Pero esa puntuación no es sino la imagen de la complejidad terrenal y humana: cuando mueres tienes otra oportunidad. La tortura pasa a ser ejercicios psicológicos para aprender a enfrentarse a (nunca mejor dicho) los demonios de uno mismo.

Ambas series cierran con esta idea de lo psicológico, de que los humanos podemos mejorar, que nadie es mejor o peor, que todos somos nuestro propio "anti-héroe". Lucifer acaba siendo el terapeuta del infierno (que no su rey o carcelero) y Mikel se hace humano para experimentar esas situaciones, mientras el más allá cuenta con una prueba psicológica post-mortem para que la persona aprenda a enfrentarse a aquello que más le crispa.

En definitiva: no somos malos o buenos, no es luz contra oscuridad, no es Cielo contra Infierno. Es una compleja red de emociones, situaciones, gestiones, que nunca sabremos manejar... Y NO PASA NADA.

Vamos que la reflexión es que todos tenemos oportunidad de mejorar, incluso yendo al infierno.

The Writer.


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