Cuevas submarinas

Buenos días,

Hablemos de las cuevas submarinas. 


Mi formación en ciencias del mar me ha llevado a conocer que el océano tiene, posiblemente, más vida que la tierra firme. Ya sabemos que más del 50% del oxígeno que respiramos es gracias a las cientos de miles de microalgas que viven en el mar. Y es que en el océano la mayor parte de los organismos son los "no visibles". Usemos esta categoría: los organismos -bien sean animales, plantas, bacterias o protozoos- más comunes y que representan la mayor parte de la vida oceánica son no visibles, ya sea por su tamaño o porque viven en zonas profundas y poco accesibles. Como bien se sabe ya, conocemos muy poco porcentaje del mar. 


Hoy hablaremos de unos ecosistemas que den entrada podría parecer que no tienen nada de vida, pero cuando nos adentremos, veréis que son zonas maravillosas: las cuevas submarinas. Tienen distintos orígenes: pueden formarse por procesos volcánicos de otras épocas o por la presencia de suelos cársticos erosionables. ¿Alguna vez habéis estado en una? Yo siento claustrofobia pero fijaos que fotografía tan bonita.




En las cuevas submarinas encontramos poca luz, sobre todo en el interior, corrientes intensas y altas presiones. ¿Qué clase de organismos podría vivir ahí? Pues os sorprenderíais.

La baja cantidad de luz determina que los organismos fotosintéticos queden, únicamente, en la entrada de la cueva, o en las zonas donde penetre la luz solar. Las corrientes propician de nutrientes y oxígeno, como una ventilación en tierra. El tipo de sustrato condicionará qué organismos pueden fijarse a él, pero, de entrada, puede haber ESPONJAS.

Las esponjas pertenecen al phylum Porifera, de los más antiguos del mundo animal. No tienen tejidos diferenciados, son solo células que trabajan. Podéis encontrar más información pinchando aquí (sí, es Wikipedia, pero seamos sinceros que solo buscamos una información superficial). Algunos ejemplos son las Astroscleras (Fig. 1).  Puede verse en cuevas del Pacífico, sobre todo. 

Fig.1: Esponja del género Astrosclera.

Otros organismos pertenecen al phylum Cnidaria. Los cnidarios son las medusas y los pólipos, corales y gorgonias. No hay muchas medusas por las cuevas, pero sí corales. Muchos de estos organismos son simbiontes, es decir, tienen en simbiosis una microalga, pero, como ya supondréis, en las cuevas submarinas, donde no hay luz, no hay simbiontes. Ejemplos de corales son Halecium beanii (Fig.2) o Corynactis viridis. Ambos pueden encontrarse en cuevas del mar Mediterráneo. Mi favorito es el primero. 



Fig.2. Halecium beanii


Tenemos también moluscos, phylum Molusca, sobre todo gasterópodos, es decir, caracoles de mar. Ejemplos son Globocornus darwini o Diodora serae. También hay gusanitos, del phylum Annelida, que son parientes de los gusanos de tierra que conocemos. Los gusanos de las cuevas submarinas pueden ser carnívoros, parásitos, filtradores, o más. Los hay que se alimentan de las partículas en suspensión. ¿Y qué más? Pues, por supuesto cangrejitos. Aunque hablando de forma más técnica, encontramos organismos pertenecientes al phylum Antrophoda y, más concretamente, de la clase Crustacea y orden Decápoda. Ejemplos: Munidopsis polymorpha característico de Canarias y también llamado cangrejito ciego de los jameos, un nombre muy mono. 

Hay también estrellas de mar, erizos y demás, lo que se conoce como phylum Echinodermata. Seguro conocéis las estrellas y los erizos, pero no habéis oído mucho hablar de las holoturias y las ofiuras. Las primeras seguramente las conozcáis como pepinos de mar. La especie Euapta lappa (Fig.3), que también está en Canarias. Como veis, en las islas hay muchas cuevas. No hay que olvidar que las Islas Canarias son una zona de mucha biodiversidad. 


Fig.3. Holoturia Euapta lappa.

En cuanto a las ofiuras, son como estrellas pero con los brazos más largos y un disco central. Algunas especies, como Ophioderma ensiferum, se han encontrado a varios metros de profundidad. Podéis ver cómo es en la Fig.4. 


Fig.4. Ophioderma ensiferum.

Pero, sin duda, unos organismos de lo que seguro no habéis oído hablar son los que pertenecen al phylum Briozoa o también llamados briozoos (Fig.5). Su forma física se asemeja mucho al musgo, pero son animales. Son, por supuesto, invertebrados, y sésiles, es decir, viven pegados al sustrato. Viven en suelos duros y en colonias, que pueden comunicarse entre ellas a través de poros. 


Fig.5. Briozoo.

Por último, tenemos que hablar de nuestros primos. Sí, primos por parte de evolución, claramente. Hasta ahora hemos visto invertebrados. Los seres humanos somos vertebrados. ¿Hay de esos en las cuevas? Sí, pero más que vertebrado hay CORDADOS. Hemos estado hablando de phylums. Estos son la base de la clasificación taxonómica: Reino, filo, clase, orden, familia, género y especie.  Los seres humanos pertenecemos al phylum Cordata, clase Vertebrata. Pues bien, de todo el filo de los cordados hay especies en las cuevas. Estaremos de acuerdo en que hay peces de esos adaptados a la oscuridad, como las morenas. Pero hay otros organismos que, aunque no lo parezca, tienen una especie de columna vertebral y médula espinal. Hablemos de los tunicados.

Los tunicados o urocordados son organismos que, en apariencia, parecerían un coral, o una medusa dada la vuelta o incluso meras bolsas de plástico (Fig.6). Estos organismos son nuestros primos. Se han encontrado en muchas cuevas de Sudamérica. En los primeros estadios de su desarrollo presentan la notocorda (columna vertebral) y una cola, que termina desapareciendo en la madurez, como en los humanos. Los hay de muchos tamaños y colores.


Fig.6. Imagen de un tunicado.



Seguro que, antes de leer este pequeño resumen, pensabais que no habría "mucha vida" en las cuevas submarinas. Tal vez os llegabais a imaginar a alguna morena por ahí, algún pececillo, quizá una estrella de mar, pero seguro que no habríais pensado en esos corales tan bonitos, ni en los briozoos ni en los tunicados. Y aún tengo más, hay un pez que se ha adaptado muy bien a la oscuridad, tan bien, que ha perdido los ojos. Total si no puedes ver nada para qué gastar energía en los ojos. Se trata del pez mexicano Astyanax mexicanus (Fig.7). Se alimenta de todo un poco: las pocas algas de por allí o los cadáveres de los animales. En esta vida hay que comer de todo.
 

Fig.7. Pez Astyanax mexicanus




Estas especies son muy importantes. Al vivir en zonas con poca luminosidad, su crecimiento es lento, y la construcción del ecosistema también. Cuanto más tarda en consolidarse el ecosistema, más difícil es recuperarlo si se pierde. Con este artículo quiero que se entienda que lo más importante, en muchas ocasiones, es invisible. Ya lo decía El Principito: "Lo verdaderamente importante solo puede ser visto con el corazón". 

En el mar hay muchos ecosistemas, y todos están conectados. La pérdida de uno supone la del resto y, por supuesto, la inminente amenaza a los terrestres.

¿Os ha gustado? ¿Os gustaría visitar una cueva submarina?

TheWriter.





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