Lucho (2009-2022)

 

Hola, Lucho,



Esto es un secreto que nunca te ha sido confesado pero tu nombre no viene de pelucho como mi madre siempre cuenta, porque pareces un peluche, sino de un cantante llamado Lucho Gatica, cuyo nombre jamás había oído. No me preguntes por qué usaron esa referencia, pero así fue: un día de invierno en el coche de mamá, acompañados de mi tía, te recogimos en un sitio recóndito, al lado de la Discoteca Royal y el Tanatorio Arcoíris.

Eras una bolita de pelito blanco y rizado, un poco nervioso porque no sabías dónde ibas. Ahora te fuiste como una bolita, pero menos gordita, también de pelito blanco rizado.

Y es que hace una semana que te dimos el último adiós porque la estadística es jodida y tuviste que padecer un tumor donde menos fácil y seguro era operar. Ahora ya descansas. Como dice mamá estarás en un enorme campo de césped verde y fresco jugando a la pelota con todos tus amigos y amigas que ya se fueron. Espero que también haya alguna playa porque te encantaba. Te metías al mar, como haciéndote el tonto, que no te gustaba el agua, pero ibas poquito a poquito acercándote hasta entrar; y luego “nadabas” con tus patitas, mirándonos con cara de asombro. O quizá prefieras los parques: eran tus lugares favoritos para jugar a la pelota, palabra, por cierto, prohibida en casa porque te volvías loco al oírla. Así que mamá y yo te la escondíamos pero muchas veces la olías. Fue doloroso cuando dejaste de pedir jugar, cuando ya no nos llevabas a los parques porque estabas agotado. Ver cómo te apagabas de esa manera, esa lucecita de juegos e ilusión que tanto brillaba en ti… cuando se esfumó… Tal vez fuera en ese momento cuando tú, más que nosotras, supiste que ya estabas llegando al final.

Has estado con nosotras 13 años. Siempre eras la estrella de la casa, y casi del pueblo. Al final te conocías ya todas las calles y sabías perfectamente dónde estaban los parques y la casa de la abuela, porque te daban de comer.

Te gustaba mucho comer, mucho, mucho. Siempre estuviste un poco gordito… hasta estos últimos meses cuando te vimos perder el interés por comer porque el tumor te presionaba la zona y seguro sería doloroso. El último día mamá te dio por primera vez chocolate, lo que nunca te dimos porque es malo para perritos como tú, pero así te irías sabiendo qué delicia es esa que lleva cacao. Espero que ahora estés comiendo mucho, llénate la panza de chuches si quieres, o de ensalada, pero que no oiga que comes pienso.

Quiero que sepas que todos te echamos mucho de menos. Eras muy famoso, quizá porque solo hacías que comer y dormir y jugar, pero también porque, lo creas o no, nos llenabas con algo de alegría. Puede que por eso siempre pidiera un perrito: demasiado silencio, demasiadas caras largas. Quería algo de felicidad, algo que al llegar a casa fuese todo amor y ternurita. Tenías siempre tanta energía que a veces te envidiaba.

Sé que yo no estuve estos últimos cuatro años, porque me fui fuera a estudiar, pero siempre preguntaba por ti, por cómo estarías, si me contaban que habías jugado, que habías comido X, o algo de la calle que luego te haría vomitar. O si te habían bañado y puesto guapo, recibía una fotito de tu carita preciosa, toda llena de pelo, que cuando se quitaba era de estructura triangular. Y a mí me contaban que, cuando estaba fuera, pasabas frente a mi habitación y te quedabas mirando, como esperando a que saliese enseguida echando humo por las orejas de tanto estrés.

Menos mal que no me viste estudiar en la uni.

Desearía haber pasado estos cuatro años contigo, pero claro nadie sabe nunca qué le depara el futuro, ni a una persona ni a las que la rodean. Qué triste es no verte más por casa.

No oír tus patitas en el parqué andando de aquí para allá, ni ver tus ojos oscuros mirándome, o esperando a mamá. Pero te recordaremos así: con esa energía que tenías cuando alguien venía de visita, que enseguida corrías a por tu juguete y se lo llevabas para que jugara contigo.

Y cuánto hemos jugado nosotros, pero siempre con miedo de que te diera un ataque porque, seamos sinceros, eras un fanático perdido de jugar a la pelota, pero incluso en las últimas semanas, hasta que ya verla no te hacía ilusión.

Esos ojos desorbitados cuando en Navidad había jamón en casa y esperabas para recibir tu porción, o los besitos que nos dabas, las siestas que te pegabas con mamá en el sofá, que luego no querías bajar. Los mimos que te dejabas dar, sobre todo tumbadito al sol en la terraza, en otoño. Estabas tú muy mimado, pero bueno, para no estarlo con lo mono y fácil de complacer y achuchar que eras.

Tenemos muchas fotos tuyas, que lo sepas, pero no te preocupes que no sales feo, nunca. Así que haremos algo y te pondremos ahí encima de la televisión, para ser bien visible, porque la rey de la casa no se lo olvidará nunca.

Te echo de menos, y mamá , y la abuela, y todo el mundo que te conoce. Y seguimos llorando y recordándote: “pues te acuerdas cuando Lucho corría por el pasillo mientras jugábamos”, “cuando lo bañadas se le quedaba una carita tan pequeña, y un cuerpo de ratita”, …

Supongo que es normal. Al final, como oí por ahí, el duelo es esa etapa en la que dejas salir, en forma de tristeza, quizá, todo el amor que no pudiste dar cuando estaba ahí. Nunca estás listo para que alguien importante se vaya, al menos físicamente hablando, desde luego. La vida es muerte y la muerte es vida, eso a mí me consuela en cierta forma. Y también sé que no vas a desaparecer, porque te tenemos en nuestros recuerdos y sentimientos. Y somos muchas personas las que tuvimos el placer de conocerte.

Yo una de ellas. Y claro en esta pequeña carta hablo por las demás.

Me diste la compañía que necesitaba, nos diste la compañía que necesitábamos. Cuidaste de nosotros, aun incluso de las nuevas personas que estos últimos meses conociste, y eso no se puede agradecer lo suficiente, al menos con palabras. Más difícil aún porque no hablamos el mismo idioma, pero hemos aprendido a comunicarnos.

Esperamos que todos estos años hayas tenido muchas aventuras, que tu colita siempre se moviera de alegría, o la mayor parte del tiempo posible. Y voy a aprovechar aquí para recordar un hecho: la pirotécnica ya no solo es que le dé miedo a los perros y demás animales que no son los humanos, sino que no saben qué es, y oír un ruido fuerte de repente no es sinónimo de festejos para ellas, sino de muerte, así que por favor hay que ser más conscientes de este hecho, para evitar que los peluditos que viven cerca sufran un ataque de ansiedad, porque quizá mientras otros saltan de felicidad al ver un cohete, otros están nervioso y preocupados por que ese miembro de la familia de cuatro patas no sufra un ataque y tengan que ir a urgencias.

Por lo demás…

La casa se siente vacía sin ti. A veces miro el pasillo y querría verte allí, en la puerta. O en tu cama. Querría que sobre todo estas noches las pasaras conmigo, porque parezco una niña asustada que necesita protección.

Y que te queremos mucho.

Mucho, mucho, mucho.

Te mandamos muchos besitos, que comas muchas chuches y lo pases muy bien.

Gracias por este tiempo que has estado con nosotras, que han sido solo 13 años para nosotras, pero tal vez para ti fueron muchos más.

Adiós, Lucho.

Victoria.




Comentarios

  1. Anónimo8/15/2022

    Por mi parte, aseverar todo lo que dices, y recordar que nunca se irá porque a quien se quiere siempre estará presente y nunca se le olvida.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo8/18/2022

    Te querremos siempre siempre, nunca te olvidaremos. Eres mi bebé PRECIOSO. GRACIAS por aparecer en nuestras vidas

    ResponderEliminar
  3. Anónimo8/18/2022

    Lucho siempre fue todo alegría y entusiasmo. y donde quiera que esté ahora tengo claro que se siente super orgulloso y feliz de la familia que ha tenido y que le ha cuidado siempre como al que más♥️

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Reflexión 12/06/2019: Familia

¿Qué es una DANA?

Primera universidad