Criaturas III: Una canción de agua y fuego

Una de las historias que aún pueden oírse es la balada Una canción de agua y fuego. Se trata de una hermosa melodía que ha ido pasando de generación en generación en los humanos. Así que leed atentamente, pues más allá de la leyenda, esta historia es real...


Una Canción de Agua y Fuego

Tras cientos de años, la Criatura de la Creación creó la vida y alas que la regirían. Desde los seres más pequeños, aquellos que no podemos ver, hasta los que nos superan en tamaño. Todos quedaron a cargo de las Criaturas del Aire, Tierra y Agua. Solo aquellos del Fuego permanecieron alejadas de la superficie, pues su misión era la de mantener el poder del planeta aún vivo, de seguir alimentando las llamas.

En aquellos tiempos, las islas del planeta eran trozos de tierra que se habían fragmentado y separado del continente, y que podían volver a unirse a él, conforme las Criaturas del Fuego movían la Tierra. A veces, no obstante, subían al exterior. Escapan formando grandes estructuras, muy altas, por cuya boca escupían fuego, proveniente de lo más profundo de la Tierra. A veces, la salida de ese fuego duraba siglos. Mas nunca se atrevían a pasar por los mares, puesto que podrían desaparecer.

¿Qué sucede si dos fuerzas, o poderes, opuestos se encuentran? Era algo que en ese momento le rondaba a la Criatura del Amor, a la que no le gustaba, y sigue sin gustarle, aceptar y regirse por las normas. Le apasiona la libertad que ofrece el caos... Y quiso, de esa manera, buscar la respuesta a su pregunta. Y así eligió a sus víctimas.

Un día una Criatura del Agua danzaba con las gotas de una intensa lluvia. En un momento, miró hacia abajo, hacia la boca de uno de esos monumentales montes de fuego, y vio allí a una Criatura del Fuego. Caprichoso es el Amor, que se une al Destino. Ambas conectaron sus consciencias e, inevitablemente, quedaron prendadas la una de la otra. 

Sin embargo, Criaturas del Fuego y el Agua conviven en ambientes totalmente diferentes y no pueden unirse. Su búsqueda fue, desde ese entonces, incansable. La Criatura del Fuego intentaba escapar por cualquier fisura en la tierra. Su fuerza era imparable, y rompía con mucha más potencia los continentes, más rápido que el resto de sus compañeras. Creó un verdadero caos, para los seres que en ese momento habitaban este planeta. Las Criaturas de la Tierra hicieron lo que pudieron para protegerlos, pero muchos murieron. Y la Criatura del Fuego no encontraba a su amada. 

En los mares, océanos, ríos y lagos, la Criatura del Agua intentaba ascender como podía. Se formaba en lluvia y en rocío, con el fin de poder tocar algún sitio donde la del Fuego se encontrara. Pero era tan difícil...

Mientras quela una buscaba por tierra, la otra lo hacía en el océano. La Criatura del Fuego, impulsada por el juego del Amor, decidió probar suerte bajo las masas de agua. El peso del agua y su humedad y frío la hacían retroceder muy fácilmente. Era consciente del peligro que conllevaba salir a través del mar: podría esfumarse. Apagarse. Entonces nunca tendría la oportunidad de encontrarse con su Criatura del Agua. 

Esta, al tanto del intento de su amada por ascender en el océano, decidió internarse en sus profundidades. Pero cada vez que se acercaban, la fuerza de la Criatura del Fuego la empujaba hacia arriba, con gran poder. La Criatura del Agua se elevaba, en grandes olas de espumas que podían arrasar las costas. 

Y, sin embargo, nunca dejaron de intentarlo. y su esfuerzo por fin se vio recompensado.

Tal vez fuera la Criatura del Amor que, cansada de ser una mera espectadora, decidió intervenir y dotar de la fuerza necesaria a ambas para encontrarse y, por fin, resolver su enigma. 

Hizo sonar una especie de melodía en el fondo del océano, cerca de la Criatura del Agua. La Criatura del Fuego oyó esa canción y enseguida supo qué debía hacer. Sí, debía, pues cuando el Amor llama, es deber responder lo más aprisa posible. 

Lo que pasó entonces fue digno de espectáculo. La Criatura del Fuego tomó impulso y ascendió, con grandes llamaradas, poderosa y explosiva. La Criatura del Agua la esperó a su salida, manteniéndose con todas sus fuerzas en ese lugar, evitando ser desplazada como el resto de las masas de agua. Una gran montaña de fuego surgió del océano, y por ella, en forma de ardiente roca fundida, la Criatura del Fuego. Su amada ascendió junto con el enorme cono. En su salida, fue calentándose, y tuvo miedo de desaparecer, pero tan solo se transformó en vapor. Que se convirtió, a su vez, en vaporosas nubes de lluvia. En esa lluvia, la Criatura del Agua consiguió tocar la brillante roca. 

Y así, las dos Criaturas se encontraron. Y la Criatura del Amor tuvo, finalmente su respuesta. Y es que cuando dos energías tan distintas se encuentran pueden suceder dos cosas: bien termina en tragedia o bien termina en la creación de algo nuevo y maravilloso. Y siempre que el Amor esté presente, sucederá lo segundo.

Las Criaturas se encontraron muchas más veces, ya sin miedo a desaparecer, con más ansia y emoción. Sus uniones daban lugar a grandes montañas que emergían del fondo marino y que, con el paso del tiempo, se transformarían en grandes islas. Las primeras surgidas desde cero, desde el agua oceánica. 

La Criatura del Amor bendijo ese lugar, y la Criatura de la Creación lo llenó de especies brillantes y coloridas, de plantas de perfumados olores. Y, años después, cuando nosotros nacimos, nuestra especie llegó a parar a esta tierra. 

Donde habitaran nuestros antepasados y nosotros ahora, nuestras islas surgidas desde las profundidades de la Tierra en el océano.

Las Islas Canarias. 

 




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