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Hoy hablaremos las corrientes oceánicas y la circulación oceánica global. A raíz de una noticia de no hace mucho me gustaría explicar estos dos términos que pueden confundirse y usarse de manera incorrecta como ya veo que ha hecho en los titulares.
En esta noticia se habla de la "Corriente del Atlántico", pero este término no corresponde a ninguna corriente marina como tal. Sin embargo, en el artículo nunca se menciona tal corriente. Este es uno de los ejemplos que muestra que la ciencia, en muchas ocasiones, es un poco difícil de entender. Claramente es más sencillo hablar de "corriente del Atlántico" que de la AMOC (Atlantic Meridional Overturning Circulation), que en español sería como la circulación atlántica de retorno meridional. Si revisamos palabra a palabra: circulación se refiere a una corriente; atlántica, está en el océano Atlántico, meridional se refiere al punto cardinal Sur y, en caso de las corrientes, se refiere a que la corriente se dirige al sur; y, por último, el término "overturning" significa que es un giro. Veamos dicha circulación en la Fig.1 (extraída del propio artículo).

La circulación está delimitada en negro en la zona norte del Atlántico. Como he explicado, al ser meridional, va hacia el sur y luego vuelve. Pues bien, esto es una corriente marina: se trata de una especie de carretera oceánica, que puede ser cálida o fría, profundas o superficiales, y que se observa siempre en mesoescala: estamos hablando de unos 9 km de largo hasta unos cientos tantos.
Las corrientes oceánicas frías y cálidas siempre van conjuntas: son como un sistema actuando para conseguir el equilibrio. Tenemos, por ejemplo, la corriente del Golfo -que se sitúa en el norte del oceáno Atlántico- que es cálida y que se equilibra con la corriente del Labrador, que es fría. Más ejemplos de corrientes son: la corriente de Benguela situada en la punta sur de África, corriente fría; la corriente de Canarias también fría; la corriente sur-Ecuatorial; corriente de Brasil, cálida... Y muchas más. Podéis ver las principales en la Fig.2, pero, por supuesto hay muchas más.
Fig.2: Principales corrientes oceánicas. La flecha roja significa que son cálidas y la azul, frías.
Figura tomada de Wikipedia.
En cambio, cuando se habla de la circulación oceánica global o también llamada circulación termohalina es bastante más grande en escala. Se trata de una cinta transportadora de agua, minerales, nutrientes y gases que circula a lo largo de todos los océanos. Son cientos de miles de kilómetros que tardan en recorrerse miles de años. Si observamos la Fig.3, la gran corriente comienza en el Ártico, donde el agua fría pesa y se sumerge. Recorre el Atlántico hacia el océano Antártico donde, aún fría, continúa en dos ramas: una hacia el Índico, que es más caliente, y donde surge la corriente, y hacia el Pacífico, donde también surge la corriente.
Fig.3: Circulación termohalina.
El agua asciende a la superficie, porque es más cálida y menos densa. Luego recorre de nuevo todo el camino y asciende por el Atlántico, donde se enfría, se hunde y da la vuelta. Una circulación, porque es como un círculo, ¿no? Ahora bien, ¿cuánto tiempo puede tardar una gota de agua en volver al punto de partida? 1000 años. Los tiempos en el océano son lentos, las masas de agua no se renuevan con facilidad. De hecho, las masas de agua profundas son las que poseen mayor tiempo de renovación, con casi un millón de años.
Con el mar no hay que tener prisa.
Las corrientes oceánicas a mesoescala y la circulación termohalina son parte de la puesta en marcha de nutrientes, oxígeno, dióxido de carbono y demás elementos. Por ejemplo, si atendemos a la Geología, el Pacífico es un océano más antiguo que el Atlántico, con más de 200 millones de años. Entonces en este océano ha tenido lugar un proceso de metabolismo más largo: los organismos han realizado durante más tiempo el famoso catabolismo y, por tanto, este agua es más rica en los nutrientes inorgánico (fosfatos, nitratos, etc.) y en dióxido de carbono. Pues cuando la cinta llega al Pacífico, recoge estos nutrientes y el CO2 y los transporta al Atlántico, que, al ser más joven, está más oxigenado y contiene más materia orgánica proveniente de la fotosíntesis. De esta manera se mantiene un equilibrio en todas las masas de agua.
Las corrientes oceánicas permiten también mover el agua y, con ella, nutrientes y gases. Pero es que, además de todo esto, estas corrientes, así como la circulación termohalina, son reguladores del clima. Las masas de agua intercambian gases y calor con la atmósfera, por lo que son parte de la formación de la nubes hasta las grandes tormentas. Es por ello que, llegados al punto del incremento medio de la temperatura, el océano se calienta y las corrientes se ven afectadas y, por tanto, la atmósfera... Pero esto lo veremos en otra entrada...
El océano es un lugar profundo y bastante desconocido. Sin embargo, a pesar de parecer desde fuera que está en calma y sus agua solo se mueven en temporales o en la playa, verdaderamente es muy dinámico, es la fuente de la vida y es parte del clima. Ya hemos descubierto la diferencia entre corrientes y circulación, ya podemos leer la noticia mencionada con mayor crítica.
Así que, para saber más, estad atentos a las novedades. Descubriremos más de todos los chanchullos del océano.
TheWriter
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