Magia o Ciencia
Buenas, criaturas creadas a partir de polvo de estrellas.
¿Alguna vez habéis pensado por qué tenemos los géneros fantasía y ciencia ficción separados? Es decir, los libros de Jules Verne eran ciencia ficción pero no lo era El Señor de los Anillo. ¿Por qué? Seguramente la línea entre estos dos géneros en el arte sea muy fina pero podríamos decir que en el primer caso, llamamos fantasía a todo aquello que sabemos que no es verdad y que jamás podría conseguirse, que tiene magia. La ciencia ficción, como bien su nombre indicia, es ciencia pero no es real. Digamos que es algo que sí podría suceder pero en un futuro, cuando la tecnología avance. De ahí que El Señor de los Anillos sea fantasía, porque hay magos y hay orcos y hay un ojo enorme que parece un kiwi. En cambio, en Vuelta al mundo en 80 días, Jules Verne nos presenta a una persona que se mete en un berenjenal y promete dar la vuelta al mundo en solo 80 días. Para la época, principios del siglo XX, esto era impensable, ya que, entre otras cosas, no había aviones. Hoy en día contamos con la tecnología suficiente para darla en casi 20 días.
No obstante, ¿acaso ese viaje no sería para Jules Verne una fantasía? Seguramente en esa época para algunas personas, el hecho de que Willy Fogg consiguiera su objetivo sería prácticamente magia. Al menos esa sería la palabra con la que la describirían las personas del medievo a falta del nuevo término ciencia ficción -acuñado en 1926-, incluso a falta del término ciencia -tal como la conocemos, en inicios del s XIX. Esa relación entre lo que podría ser magia y lo que podría ser ciencia ha ido cambiando a lo largo de la historia.
¿La magia sería lo mismo que la ciencia, entonces? Durante la mayor parte de nuestra historia, sí. Desde las civilizaciones de Mesopotamia y Egipto fue desarrollándose un pensamiento científico, si bien distinto del que entendemos hoy en día. Esto surgió para dar solución c a los problemas que diariamente se planteaban en las ciudades: desde nociones de veterinaria para los sacrificios en Egipto al desarrollo de las matemáticas y el contaje en Babilonia (Ferragud 2020b). Y de aquí empieza la cadena del paso del conocimiento científica: filósofos en Grecia, Roma, civilización árabe, los judíos, hasta llegar a los cristianos a través de las cruzadas en la Edad Media.
Pero todos estos pueblos aún no conocían la palabra ciencia, no, para ello eso que hacían era magia (García Fernández 2021). Sin embargo, ese concepto en aquellas épocas no significaba lo mismo que hoy en día. Actualmente si alguien habla de magia enseguida la asociamos con misticismo, ocultismo, pero desde antes de la Edad Media y hasta casi el siglo XIX, la magia fue ciencia.
Hablamos entonces de dos grandes tipos de magia: la magia natural (lo que hoy día sería magia blanca) fue el germen del pensamiento científico y disciplinas como la alquimia o la astrología (Giralt 2011). Esta era la magia aceptada: significaba conocimiento, descubrimiento. Era la que se practicaba en la eucaristía católica y demás ceremonias religiosas. Era la que acercaba al hombre a la naturaleza y, consecuentemente, a Dios (Giralt 2011). Dentro entonces de la magia natural estaba la filosofía natural que, futuramente, daría lugar a la ciencia tal como la conocemos.
Por otro lado, la magia que, digamos, más se asemejaría a nuestra noción actual sería la nigromancia o también llamada magia negra. Esta tenía como objetivo no solo el conocimiento del mundo sino el control de la naturaleza y del ser humano, algo que, claramente, no estaba permitido a ojos de ninguna religión (Giralt 2011). Podemos ver un resumen de su relación en la Fig. 1.
Fig. 1: Relaciones de las diversas
modalidades de la magia con las ciencias y la religión en la Edad Media. La
línea vertical representa la separación entre las prácticas legítimas y las
ilegítimas establecida desde la teología y la filosofía natural (Giralt 2011).
Centrémonos en la primera de las magias y veamos algunas de sus disciplinas. Por un lado, la astrología pretendía conocer el movimiento de los astros, como la astronomía, pero con el fin de entender, al ser humano: lo que se conoce como la unión del macrocosmos (el universo y los astros) y el microcosmos (el ser humano) (Giralt 2020). La astrología se dividía en varias ramas, como la astrometerología, para conocer el pronóstico del tiempo, o la astrología histórica, y siempre y cuando no condicionara el principio del libre albedrío, la astrología era aceptada por la religión (Giralt 2020). Esta disciplina no solo se usaba para predecir el futuro, una preocupación bastante común en las civilizaciones de la Antigüedad (Ferragud 2020a), sino también en medicina para las curaciones: cuándo debía realizarse una flebotomía, o cuándo era el mejor momento para preparar los tratamientos (Giralt 2020).
Por otro lado, la alquimia. Los alquimistas era personas religiosas, teólogos, como el resto de los eruditos de la Edad Media, personas conocedoras de los saberes y de los textos de los filósofos griegos cuya empresa era buscar un remedio universal, más allá de la transformación de cualquier metal en oro (García Fernández 2021; Giralt 2011). Por otro lado no hay que perder de vista la cantidad de aportaciones que la alquímica dejó: la creación de un procedimiento experimental, precedente del que sería el método científico (García Fernández 2021); el descubrimiento de alcoholes, ácidos metálicos, el uso de una gran variedad de objetos y procedimientos que perdurarían en las épocas posteriores se le atribuye a la alquimia (García Fernández 2021).
Para las personas de esas épocas lo que hacían era magia, según podríamos traducirlo hoy en día. ¿O era ciencia ficción? Al fin y al cabo, hemos visto que las disciplinas descritas no dejan de ser, de alguna manera, la forma básica de otras ramas científicas actuales. Y hoy en día la tecnología ha avanzado y sabemos la explicación que hay detrás de muchos fenómenos y experimentos que, para aquel momento, eran magia. Esto me hace plantearme si no será entonces posible que un futuro descubramos la ciencia detrás de muchas historia de género fantástico. Y entonces cuando miremos atrás diremos que eso era ciencia ficción. Porque creo que al final la ciencia ficción solo es una manera de entender la fantasía, una vez la tecnología avanza tanto que ya no nos sorprendemos cuando vemos cómo sale humo de un matraz.
Bueno, creo que sigue sin quedarme muy claro si era ciencia o magia o ciencia ficción o fantasía... ¿O será todo a la vez?
¿Qué opináis?
TheWriter.
Bibliografía
Ferragud, Carmel. 2020a. “De la oscuridad a la luz: una falsa metáfora.” Investigación y Ciencia, 2020. https://www.investigacionyciencia.es/blogs/ciencia-y-sociedad/108/posts/de-la-oscuridad-a-la-luz-una-falsa-metfora-18873.
———. 2020b.
“Mundos en contacto.” Blog. Saberes en acción (blog). November 9, 2020.
https://sabersenaccio.iec.cat/es/mundos-en-contacto/.
García Fernández,
Ernesto. 2021. “Reflexiones históricas sobre la ciencia y la magia en la Edad
Media.”
Giralt, Sebastià.
2006. “Medicina i astrologia en el corpus arnaldià.” Dynamis : Acta
Hispanica ad Medicinae Scientiarumque. Historiam Illustrandam 26: 015–038.
———. 2011. “Magia
y ciencia en la Baja Edad Media: la construcción de los límites entre la magia
natural y la nigromancia (c. 1230 - c. 1310)” 8 (January): 15–72.
———. 2020.
“Astronomía, astrología.”
Comentarios
Publicar un comentario