Última reflexión de 2024




No quería despedir este año sin escribir esta reflexión... De hecho esta ya es la cuarta vez que intento escribirla. Y es que, verdaderamente, no hay reflexión. Tengo muchos pensamientos y opiniones ahora mismo en la cabeza; tantos, que no puedo ponerlos por escrito... Sin embargo sí hay uno que no me deja tranquila y que, considero, engloba todos los demás: los seres humanos vivimos sufriendo.

Al mudarme a una ciudad, he sido más consciente de este hecho. Las personas se levantan tan rápido, desayunan (si acaso), se toman café, la cafeína las altera, trabajan, comen deprisa... Todo son prisas. He llegado a presenciar el momento en que una persona corrió para cruzar un paso de peatones. El semáforo cambia a verde cada minuto... Vivimos según un horario muy estricto y cuando tenemos tiempo de descansar hay una lista -interminable- de tareas pendientes; y cuando se acaban (nunca pasa) decidimos salir y "disfrutar" según unas normas que a nadie le convienen mientras nuestros cerebros rumian y rumian sobre las tareas pendientes que quedan. Eso hace que todo el día estemos enfadad@s, irritad@s, hastiad@s... Y lo pagamos con el resto de personas. De manera que se crea una cadena de malestar: la persona que está mal "amarga" el día a otras, que a su vez se lo amargan a otras... Porque mal de muchos consuelo de tontos gobierna nuestras vidas. 

Me río de este hecho porque igual que es difícil no caer en la vorágine social del malestar, es difícil salir de ella, sobre todo porque vivimos sufriendo sin darnos cuenta. Creo que cuando te das cuenta de ello puedes poner límites para evitar caer. Pero esos límites a veces no funcionan... Igualmente el primer paso es darse cuenta. Y ya de ahí creo que podamos hacer algo, ¿no creéis?

El odio, los insultos, las peleas verbales... Creo que muchas de estas cosas podrían reducirse si tan solo nos damos cuenta de que no somos "felices" en nuestras vidas. 

Claramente, hay algo que me he dejado, ¿no? El factor ambiente. Y es que hay cosas que no podemos elegir: no elegimos la familia en que nacemos, el lugar, las circunstancias, la situación económica del país, el trabajo incluso... Sin embargo, esto es ya para otra reflexión. En este momentos nos centramos en cosas que son más fáciles de cambiar, porque seamos sinceros: lo que he mencionado antes SÍ depende de nosotr@s pero para conseguir cambiar la situación hace falta un poquito más de esfuerzo del que haría falta para cambiar otras cosas en nuestro día a día.

En cualquier caso, que podemos sufrir un poquito menos. Al menos no crucemos el paso de peatones corriendo. Puede que esa tontería ya nos mejore el día.

En fin, hasta aquí esta extraña reflexión, feliz comienzo de una nueva órbita de traslación y felices fiestas del Solsticio (le pese a quien le pese).

The Writer.

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