Mis "tips" para una vida algo más sostenible

 Buenas, buenas,

Para entender esta entrada, si no has leído la anterior, pincha aquí.

Antes de nada, hemos de hablar de lo que es la huella ecológica. Según la ONU, se puede definir la huella ecológica como el territorio, medido en hectáreas, ecológicamente activo, que se precisa para cubrir las necesidades de una persona/grupo y absorber los impactos que de ello se deriven.

Es, como bien dice el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, un indicador de la sostenibilidad. El informe sitúa la huella ecológica, de todos los humanos, en 1.75 Tierra, es decir, necesitamos más planeta del que disponemos para vivir. Esto es, claramente, insostenible, pero eso no es lo peor: la situación se agravará próximamente si no cambiamos nuestra forma de vivir. 

Actualmente, la riqueza del planeta se divide tal que así: 80/20. Es decir, el 20% de las personas disfrutan del 80% de los recursos, que curiosamente se encuentran en los países subdesarrollados y que son explotados por los países del norte. En cambio, el 80% de las personas, que viven en esos países subdesarrollados, cuenta con el 20% de los recursos. Algo desigual, ¿verdad? De lo que trata la famosa Agenda 2030 y la concienciación sobre la sostenibilidad es de reducir esta desigualdad. Pero no será posible si los que más recursos usamos no nos paramos a pensar.



 En mi vida diaria, he conseguido implementar estos consejos, según mi situación actual:

- Reducir el consumo de carne y productos de origen animal. Es totalmente posible llevar una dieta vegana o vegetariana y acceder a todos los nutrientes (y sí, los aminoácidos esenciales también) y vitaminas (y sí, la B12 también, porque se encuentra en el césped). No es, además, preciso, cambiar a alimentos super caros. Las legumbres son baratas y dan mucho juego. Con harina, aceite y agua se puede hacer masa de lo que sea.  Normalmente, es difícil concebir un plato sin carne, pero esto no es imposible: lo mejor es que las verduras pasen a ser lo principal y, en segundo lugar, de acompañamiento, la carne o el pescado. Similar con queso, embutido y leche. 


-Comprar local. La huella de carbono del transporte no tiene por qué ser muy alta, pero sí lo es el embalaje, los costes de producción y además el dinero va a multinacionales. Sobre todo después de la pandemia, las empresas locales están en una situación crítica. Normalmente, en estas tiendas se ofrece mejor calidad, mejores precios, y el dinero va a un vecino, un conocido, un familiar, un amigo. Unido a ello, si el producto se ha producido en el territorio nacional, mucho mejor, porque la huella de carbono del transporte no será tan alta, y se reflejará en el coste.


-Comprar de segunda mano. Esto es más fácil en otros lugares de Europa o, en caso de España, en las grandes ciudades. En los pueblos y pequeñas ciudades aún se está construyendo esta cultura, y las tiendas no suelen ser atractivas al público. Por eso triunfan tanto los sitios de segunda mano de internet. Ofrecen buen precio y, en la mayoría de los casos, buena calidad. De esta manera ponemos en recirculación (reutilizamos) las materias que ya se han usado. Reducimos la necesidad de explotar nuevos materiales y, por tanto, más terreno. Lo único "malo" que tiene es el transporte y el embalaje.


-Turismo local. No es necesario dejar de viajar para ganar sostenibilidad, pero sí hacerlo con consciencia. Evitar los lugares masificados, ser sensible a los espacios naturales y primar otras atracciones y visitas más allá de lo conocido. Probar la comida local, pasear por la naturaleza... Hay más cosas aparte de monumentos, playas y museos. Sobre todo en España, la situación del turismo es crítica, y profundizaré en el tema en otro post, porque me parece que necesitamos explayarnos un poquito más...


-Reciclar. Medida muy conocida, sí. Es importante informarse sobre los parques de reciclaje y los puntos limpios de la ciudad o pueblo donde residimos y aprender cómo separar los enseres.


-PENSAR. No hay soluciones mágicas ni radicales. Se trata, sencillamente, de ser conscientes de qué consumimos y necesitamos día a día. De estar informados y no cerrarnos en banda a cambiar nuestra forma de vida (dentro de lo que sea posible), porque "no nos afecta el problema". Hay que ser empáticos: el 80% no se merece vivir con el 20%. ¿Qué podemos hacer para reducir el consumo? ¿Qué puedo reutilizar? ¿Cómo puedo usar esto que tengo y no uso? ¿Conozco a alguien que necesite ropa, muebles, una cuna... y yo puedo dárselo? Hay que se creativos también. ¿Puedo usar el papel de periódico para envolver los regalos de Navidad? Y hay que ser críticos con nosotros mismos: hay muchas cosas que hacemos, muchos hábitos que tenemos por la sociedad en que vivimos -como comprarnos algo cuando salimos de casa, solo porque es raro ir a un centro comercial y no comprarse nada. En esa situación deberíamos pensar si necesitamos algo, si ese algo puede conseguirse de segunda mano o local, y, sobre todo, por qué queremos comprarlo. 

Son soluciones que pretenden, ante todo, reducir nuestro consumo. Aquello que no se puede reducir ha de reutilizarse, y, finalmente, ya se recicla. Se trata de alargar la vida media de los productos al ponerlos en circulación de nuevo. Por supuesto, necesitamos más acciones por parte de los gobiernos, pero somos todos en esto, como ya dije en la anterior entrada, hay que actuar individualmente también. Todos podemos aportar algo. We are all in this together

Para terminar, os dejo el enlace a la calculadora oficial de la huella ecológica de cada uno aquí. Por supuesto se trata de algo orientativo. Siempre tenéis que poner en prácticas aquellos cambios que vuestra situación personal os permita. Además, hay muchos calculadores de la huella ecológica. Cada uno prima unas emisiones. NI lo eléctrico es lo mejor ni el combustible lo peor. Ni poner placas solares es la única solución.

Espero que os haya servido, al menos para pensar,

TheWriter


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